¿Rosado o blanco? Qué elegir y por qué

Rosado o blanco que elegir

Conocer las diferencias de elaboración y las características del vino rosado y del blanco nos va a permitir escoger uno u otro para sacarles el mayor partido. Por supuesto, hará que nuestra experiencia a la hora de percibirlos sea más completa, satisfactoria y placentera.

En términos generales, el proceso para la obtención de estos vinos es bastante parecido al necesario para producir vinos tintos, sin embargo, existen una serie de variaciones durante los pasos de la elaboración que van a ser cruciales a la hora de lograr un producto final radicalmente distinto.

La diferencia en el proceso de elaboración

Para conseguir vinos blancos, utilizaremos variedades de uva de piel blanca y mosto blanco, o uvas de piel tinta y mosto blanco. En el caso de la elaboración de rosados, emplearemos uvas con jugo y piel tintos.

En el proceso de maceración, en el caso de los rosados, el tiempo de contacto con los hollejos suele ser de unas 24 horas y se mantiene a baja temperatura. En el caso del vino blanco, sin embargo, este proceso suele ser inexistente, o durar tan solo entre 12 y 16 horas y se produce a una temperatura controlada de unos 16º C para evitar el inicio del proceso de fermentación.

A partir de este punto, los procesos de elaboración de blancos y rosados son los mismos.

Una vez conocido esto, veamos sus matices y elijamos el más apropiado en cada instante.

Razones por las que elegimos un rosado:

  • Combina la frescura del vino blanco y la impresión en boca del vino tinto. Al tener características de ambos vinos, amplía nuestras opciones de maridaje.
  • Cuenta con un nivel menor de resveratrol-un gran antioxidante con muchas propiedades beneficiosas-, y sin embargo también contiene una gran cantidad de nutrientes antioxidantes, puesto que su proceso de producción es especial.
  • Su sabor es algo menos intenso que el del vino tinto, pero también sirve esto para potenciar el de la propia comida, algo que viene bastante bien para este tipo de vinos.
  • Los vinos rosados combinan bien con las ensaladas, los platos en los que las verduras son el ingrediente principal. Van genial con las carnes frías y con pescados guisados. También son excelentes compañeros de los quesos, y de algunos entrantes fríos, ya que se consume siempre tras pasar por el frigorífico.
  • Con el postre, el rosado siempre es un acierto. Con rosados más afrutados, más densos y con más cuerpo, con matices de frutos rojos y flores los dulces son más armónicos. Los rosados más ácidos incrementan el contraste con el dulzor de la comida.
  • Una sugerencia: cóctel de melón con vino rosado.

 

Razones por las que elegimos un vino blanco:

  • Son más suaves. Su sabor es menos fuerte y resultan más frescos.
  • Combina a la perfección con los pescados y mariscos. Para pescados con un sabor fuerte como, por ejemplo, la lubina, un vino blanco que tenga algo de crianza será una opción excelente. Para potenciar el sabor a mar del marisco, lo mejor, los vinos blancos jóvenes.
  • Tiene la quercetina, una molécula que puede ayudar a nuestro sistema digestivo a asimilar mejor la glucosa, lo que de por sí es una buena noticia para cualquiera, pero es particularmente favorable para aquellas personas que sufran de alguna enfermedad relacionada con el azúcar, como la diabetes. El blanco, en este caso, será una alternativa más que saludable para ellos, desde luego.
  • Un vino blanco es excelente con las aves: perdiz, codorniz, pichón, becada, faisán son inseparables aliados. En especial con el pollo, por ejemplo, aderezado con hierbas y limón. A la pasta la aporta un toque riquísimo, aditivo. También con salsas marinadas o cremas suaves es exquisito.
  • Novedoso con una ensalada de quinoa, o con un Sushi de salmón. Espectacular con un arroz negro o con unas verduras fritas en tempura con salsa de soja.
  • Una sugerencia: Mollejas de pollo al vino blanco.

 

No olvides que lo realmente divertido es jugar, aprender y conocer las posibilidades que nos ofrecen la inmensa variedad de vinos, tanto rosados como blancos. Probar y deleitarse con los maridajes, atreverse a saborear.

En ocasiones no saldrá tan bien, pero en otras, obtendrás resultados tan excepcionales que lo compartirás como buen anfitrión y conocedor de vinos y uvas. ¡Buen provecho y salud!

 

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