El cuidado del viñedo: la poda en seco

Durante los meses de invierno, la vid se encuentra en reposo. Pero no por ello las labores en el campo paran. Es momento ahora de preparar a la planta para los meses que están por llegar.  

Los conocimientos y cuidados de viticultor, guiado por el conocimiento heredado por siglos de cultivo de la vid, atienden a su desarrollo, para garantizar el éxito de la próxima cosecha.

La poda en seco

Cada estación del año, cada mes, conlleva una tarea específica en el cuidado del viñedo. Aunque el momento más popular o simbólico de la viticultura es la vendimia, el cultivo de la vid implica un trabajo comprometido durante todo el año. De hecho, la recogida de la uva no deja de ser el broche de oro: es el resultado de todas esas labores de campo, no menos importantes, que se llevan a cabo en los viñedos, día a día.

En concreto, la poda en seco es una de esas tareas trascendentales para garantizar la calidad de la uva en la próxima campaña.  Ésta consiste en retirar de manera manual, con ayuda de unas tijeras de poda, los sarmientos, es decir: las ramas de las que brotarán las hojas y los racimos.

El objetivo de este proceso es acotar el crecimiento de los sarmientos y de las yemas, con el fin de mejorar el rendimiento de la planta y renovar los brotes, donde en unos meses crecerán los racimos. Además, el “mantenimiento” en condiciones óptimas de la vid es fundamental, ya que esta planta trepadora crece con facilidad y puede llegar a alcanzar más de 30 metros.

La naturaleza nos marca los tiempos y define los ciclos vegetativos de la vid, pero es la sabiduría ancestral de los viticultores la que nos ha enseñado la mejor manera de cuidar las vides para lograr un fruto de excelente calidad y rendimiento oportuno, para lo cual es fundamental su cuidado con la poda.

 

¿Cuándo se lleva a cabo?

La poda en seco se realiza cuando la vid está en reposo, desde unos días después de perder las hojas hasta la primera floración, es decir, entre los meses de noviembre a marzo.

El momento oportuno para llevarla a cabo dentro de este periodo va a depender de diversos factores. Uno de ellos, una vez más, es la climatología: la poda debe realizarse evitando las temidas heladas, ya que los sarmientos entonces son más frágiles y las “heridas” de la poda están expuestas al hielo, aumentado el riesgo de plagas o de desarrollar hongos. Esta circunstancia es un elemento fundamental a tener en cuenta con el clima continental propio de la Ribera de Duero, donde no son extrañas las heladas primaverales.

Independientemente del mes escogido, otra recomendación es evitar los días de mucha niebla o lluvia, ya que la humedad provoca diversas enfermedades a la madera.

Por este mismo motivo, otro factor que va a determinar el momento de podar es la ubicación de las vides. Es decir la orografía de los cultivos y la vegetación que las cobija. En las zonas desprotegidas, más expuestas a las heladas, o ubicadas en vaguadas, es aconsejable retrasar la poda para evitar heladas.

Por último, la variedad de la uva o el resultado final que se pretende con el vino, son otros condicionantes para escoger en el calendario la fecha para la poda.

La experiencia y el conocimiento heredado de generación en generación son fundamentales para tratar un respeto y mimo a las vides. Un regalo de naturaleza que nos regala un fruto único para elaborar, desde la excelencia, los vinos de Cillar de Silos.

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