Amalio Aragón – padre de Roberto y Óscar Aragón-, en su sueño de convertirse en viticultor, compró en 1970 pequeñas parcelas de viñedos de gran calidad en Quintana del Pidio, un pequeño pueblecito de Burgos, a expensas de que, en algún momento, se hiciera realidad la Viña de Amalio; y así fue. De aquí es de dónde surgió todo.
Su historia:
Cillar de Silos se abrió como bodega en 1994; 20 años han pasado desde entonces trabajando la tierra, las viñas y sus vinos. La gran particularidad de éstos se debe también a su situación geográfica: Quintana del Pidio es el pueblo más alto de la Ribera del Duero, con casi 900m de altitud. Su suelo, además, también es diferente; un suelo con mucha arena (casi 80% de arena en algunos casos) que ayuda a crear unos vinos con una calidad exquisita gracias a su uva. Su particular y original bodega subterránea también tiene motivo de mención: antiguos calados subterráneos de finales del S.XVII en la cual, los vinos reposan en barricas de roble francés.
Sobre la viña:
La viña de Amalio es la más especial para Cillar de Silos, un pequeño pero gran homenaje al pionero, Amalio Aragón, una parcela con sentido y arraigo familiar. En estas parcelas se encuentran los viñedos más viejos, algunas cepas de hasta 100 años, las cuales se conservan y respetan para crear grandes caldos. En invierno, los viñedos son protegidos de las grandes heladas y vientos del norte, también protegidos por los bosques que rodean las cepas. Los vinos nacidos de estas cepas son vinos mucho más tradicionales, elegantes y fáciles de tomar, como antiguamente se hacían.
Roberto y Óscar afirman que la añada del 2013 fue difícil en la Ribera del Duerno para todos los viticultores. Pero también se conoce el refrán: A grandes males, grandes remedios. Y gracias a este gran esfuerzo por parte de Cillar de Silos, Cillar de Silos crianza 2013 se ha convertido en un gran vino tinto, elegante, fresco, y fiel al terruño de la Ribera del Duero. Este vino (del cual sólo se consiguieron 65.000 botellas) nace de diferentes juegos de parcelas, que dotan a los vinos de más complejidad, frescura, acidez y mineralidad por sus diferentes uvas, algunas con plantas de variedades blancas, al igual que sucede con TorreSilo, del cual han conseguido un estilo propio combinando de 30 a 35 parcelas de zonas y edades diferentes de viñedos viejos, de entre 40 y 90 años. El secreto que hace que la calidad de los vinos sea la que es.
Como anécdota, gusta contar la historia del nombre de la bodega Cillar de Silos. Desde hace siglos, Quintana del Pidio ha sido un pueblo productor de vinos, donde la tierra era trabajada exclusivamente para los viñedos. Aquí se asentó el priorato de la Abadía de Santo Domingo de Silos, con el Monasterio de Silos. De aquí viene pues, el nombre: homenaje al monje encargado de la cillería o despensa del monasterio, el ciller. Además, Silos contaba en aquellos tiempos con alrededor de 80.000 cepas dedicadas a la elaboración de vinos para el convento, de los cuales tocaba -a diario- 7 litros de vino por cada monje ¡casi nada!
Queríamos agradecer a Todovino.com por los vídeos y el interés que han mostrado hacia Cillar de Silos. Los vinos rebeldes de la Ribera del Duero.
¡Gracias de nuevo!